lunes, 11 de marzo de 2013

Suede en Razzmatazz 26/11/2010. Amago de despedida.


Razzmatazz
Barcelona
26/11/2010
Apareció en TRIPLE F

Para los seguidores de Suede y los amantes de la música de hoy y de siempre, el concierto del pasado 26 de noviembre fue una oportunidad irrepetible; se trataba de uno de los últimos conciertos que la banda londinense ha dado para terminar su carrera. No habrá más álbumes, no habrá más directos. Dos
semanas después, el 7 de diciembre, se despidieron en el O2 de su ciudad. ¿Nos volverán a sorprender con una nueva vuelta?

La banda surgió en 1989, para poco después deslumbrar a público y crítica desde su primer álbum, haciéndose más grandes cada vez que se presentaba un problema interno. Arropados injustamente con la etiqueta del Britpop (ya que sus raíces musicales no eran los 60, sino el pop-rock de los 70 y 80) han llenado el panorama musical de himnos urbanos decadentes pero elegantes, baladas sangrantes, guitarras serpenteantes y una lista increíble de las mejores influencias (Bowie, Morrisey, Roxy Music, Brian Eno, Scott Walker…). Y lo que es más importante, un sonido propio.


Lleno completo en la sala Razzmatazz de la ciudad condal. No era para menos. Una gira de despedida que en un principio iba a ser un solo concierto en Londres y un repertorio que incluiría la mayoría de sus grandes éxitos. Los seguidores de siempre y los de ahora no podíamos pedir más. La banda al completo invadió el
escenario tras un extracto del Koyaanisqatsi de Philip Glass. Vestidos casi totalmente de negro, la formación que ganó la improbable reencarnación del grupo con el exitoso Coming Up, abrió la velada con la energía
insondable de This Hollywood Life, y un con una certeza: el espíritu y la fuerza creativa de Suede se llama Brett Anderson. Desde los temas más potentes (Trash, Obsessions, Animal nitrate) a las baladas más quebradizas (Pantomime Horse, By the Sea, The Wild Ones), Brett supo cómo llegar al público, no sólo
con su voz, merecedora de la carrera en solitario que ya cuenta con tres álbumes, sino que como siempre, en este ímpetu de conexión con sus seguidores, estrechó las manos de las primeras filas en numerosas ocasiones. Fue así como contagió a un público preparado para el evento, entregado al canto de cisne en España de una banda que marcó vidas y la música de los noventa. El concierto fue un ejemplo de cómo enloquecer al público. Brett se movía por el escenario, bailaba y cantaba como si no hubieran pasado esos veinte años de buena música.

La banda al completo, otoñada, abarrotó el Razzmatazz con éxitos, caras B, todos ellos favoritos al fin y al cabo, y con un público que se sabía cada acorde y cada palabra de cada canción. Y todo con un sonido sencillo y directo, como el de aquel primer álbum que nos deslumbró a una generación entera, aún desconocedora de la falta de creatividad de la que adolece la música anglosajona de hoy en día.

La despedida fue corta; una alabanza al público y a la ciudad y un “ésta es la última gira que vamos a hacer”. Broche de oro en España a una banda que los ha visto en innumerables ocasiones. Desde el 7 de diciembre, Suede ya no existe, dejando a muchísimos fans con ganas de más, en el mejor de los sentidos.

Suede nunca fueron un grupo de segunda fila, ni en estudio, ni en directo. Sí lo son de segunda generación; lo que sus influencias dejaron por hacer, los londinenses lo terminaron de forma brillantísima. Desde sus tronos, gente como Bowie o Morrissey o Scott Walker se estarán mordiendo las uñas por no haber escrito, como escribieron Suede, canciones de tan hondo calado como las que presentaron en este inolvidable recital.

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